jueves, 7 de enero de 2016

La quita del cepo al dólar está salvando el último tramo de la temporada



Tercer Informe para Propietarios. 

En una de las temporadas más difíciles, peores y raras de los últimos años, podemos decir que la cantidad de consultas y alquileres concretados han aumentado bastante en los últimos días como consecuencia de la liberación en las trabas impuestas anteriormente al dólar, unificando el valor en uno solo. Era una medida económica muy esperada y que ha generado mejores expectativas en el mercado inmobiliario, aumentando la demanda del turismo nacional.

Decimos esto porque luego del anuncio e implementación de dicha medida económica, todo comenzó a mejorar en cuanto a niveles de consultas y reservas. Todo esto se vio reflejado dentro de las estadísticas internas del sitio de internet, sufriendo un aumento muy positivo.

La lástima es el tiempo perdido. El nivel de movimiento que estamos teniendo hoy es el que tendríamos que haber tenido desde principios de noviembre. Esto quiere decir que perdimos poco más de un mes y medio. Algo que no podremos recuperar jamás.

Las elecciones primero, luego el ballotage, el retraso cambiario, los altos precios, el cambio de gobierno y la devaluación del peso. Todo eso, en ese orden y a pocos días del inicio de la temporada. Una mezcla que tuvo grandes consecuencias en el turismo de nuestras costas.

El retraso cambiario y los altos precios hizo que durante todo este tiempo Brasil nos haya ganado mucho terreno en la captación del turismo nacional y eso se nota mucho por las calles de Miramar.

La baja demanda de este último tiempo ha hecho que los precios de los alquileres hayan bajado bastante y que los propietarios se animen a alquilar por semana o días.

El mercado está cambiando y hay que adaptarse para no quedar fuera de competencia. Esta es una de las peores temporadas de los últimos años que nos servirá para aprender mucho y poder encarar la próxima con más experiencia.

El próximo informe será enviado a principios de marzo a modo de resumen de la temporada.

lunes, 4 de enero de 2016

Brasil, de celeste y blanco: llegan hasta 9 aviones por día a Florianópolis

En la tierra de Caetano Veloso y de los mil poetas brasileros, la música que suena la ponen los argentinos. En este caso, el musicalizador es Diego, un argentino que vive hace seis años en Florianopolis y ahora se gana la vida vendiendo licuados y tragos en la playa de Canasvieiras. Argentinos hay por todos lados, como nunca en los últimos años. Se veía venir esta temporada record, la mejor de los últimos diez años según anticiparon en el Embratur, el ente que promociona el turismo en Brasil. Este verano servirá para agilizar una economía muy desgastada, que por televisión no para de promocionar los Juegos Olímpicos pero que en la vida real pinta otro panorama: “acá no la estamos pasando muy bien”, dice Diego, que trabajó en un banco en Argentina y ahora prepara un licuado de ananá y frutilla (8 reales, unos 25 pesos argentinos). “Por primera vez veo que los brasileros están atentos al precio de su moneda respecto del dólar. Y la verdad es que está todo muy barato”, dice Diego, casado con una brasilera y con una hija de dos años. “Estoy pensando en volver a Argentina”, admite.

Según los que trabajan con el turismo, a partir del 6 de enero el predomino de los argentinos será abrumador. Por ahora, las playas de Florianopolis muestran una convivencia entre los turistas brasileños que pasan fin de año en las playas --y que empezarán hoy, primer día hábil del año, una lenta retirada-- con los turistas de celeste y blanco. Hay argentinos, de a miles, pero también muchos uruguayos, que se benefician todavía más con la devaluación del real.

Canasvieiras parece la Bristol de Mar del Plata: turistas amontonados en un metro cuadrado de arena. En Cachoeira y Ponta das Canas, al norte de la isla, también se escucha acento argentino.

Desde los aeropuertos argentinos, llegan ocho vuelos diarios a Florianopolis (algunos directos, otros vía Porto Alegre). Los que viajaron en auto tuvieron demoras de hasta cinco horas en la frontera, según reconoció a Clarín una familia de turistas santafesinos. Llegaron de madrugada, sin lugar reservado, y terminaron en una bonita posada, por mil pesos diarios. Mucho gastos ya fueron cerrados a finales del año pasado, con el dólar estaba a menos de 10 pesos argentinos. En lo cotidiano, los argentinos pagan todo con tarjeta, que se acepta en todos lados. Solo para algunos gastos en la playa se paga en efectivo: el queso fundido, por ejemplo, sale 5 reales, o 3 unidades por 12 reales (45 pesos). Y en algunos bolichitos que dan a la playa solo se acepta el pago con tarjeta cuando la compra mínima supera los 20 reales.

Brasil recibe a los argentinos con lo que tuvo siempre: la arena blanca, las aguas cálidas, la buena onda de los brasileros, la cerveza a temperatura justa. Y por primera vez en muchos años, como sucedió en la época en la que se instaló la frase “deme dos” está verdaderamente barato. Comer en la playa cuesta hasta la mitad que en la Costa Argentina. Por ahora, se ven más turistas del interior de la Argentina. Las camisetas de fútbol sirven para un censo aproximado, con predominio de Talleres de Córdoba y Rosario Central. Hay también muchos mendocinos y santafesinos. Gustavo, un cordobés que hace temporada trabajando en un carrito, está sorprendido con la cantidad de argentinos: “las temporadas anteriores la sostuvieron más los brasileros”. Lo mismo observa Gastón, bahiense, que acerca turistas argentinos a la excursión del barco pirata en Canasvieiras. “Va a ser una gran temporada, las excursiones están saliendo a full todos los días”.
Entre Navidad y Año Nuevo el clima fue muy bueno, siempre con días para aprovechar la playa y algunas lluvias intermitentes. Pero en la playa los vendedores pronostican buen clima: necesitan más que nunca el gasto del argentino, por más que tengan que soportar su música.

Fuente: Clarin.com

sábado, 2 de enero de 2016

La estadía promedio en la Costa no pasa de 5 días

En la terminal de Mar del Plata una familia –papá, mamá, dos chicos– bajan del micro y esperan que aparezca el maletero para que abra la panza del colectivo y reparta el equipaje. Cualquiera esperaría ver, algo así, como un parto: valija, valijita, bolsas, alguna caja, sombrilla, reposeras. Pero no: apenas dos bolsos generosos guardan lo que necesitan esas cuatro personas. “Para qué más –dirá Esteban Paretti, el hombre de esta familia que partió desde Lanús– si nos quedamos sólo seis días”. Su caso no es atípico. En esta ciudad balnearia se confirmó una tendencia que se venía dando en los últimos años: las mini vacaciones, un “tocó y me voy” que comezó veranos atrás y que se consolida todavía más en el arranque de esta nueva temporada.
¿El cambio de hábito tiene que ver con una cuestión de costos? En parte sí. En promedio una familia gastaría $36 mil por una quincena de enero en Mar del Plata y el presupuesto disminuye si se reducen los días de descanso. Pero otros dos motivos jugaron fuerte. Por un lado, muchos esperaron ver qué pasaba con el dólar luego de las elecciones para decidir el tiempo y el destino de sus vacaciones. Eliminado el dólar tarjeta, por ejemplo, Brasil devaluado se convirtió en un competidor de la Costa Atlàntica. Y por otro lado, la gran cantidad de fines de semana largos que hay durante el año hizo que los turistas distribuyeran de otra forma sus escapadas. 
Lejos quedaron esos años donde la mayoría tomaba la quincena completa y mucho más atrás todavía están las vacaciones de un mes entero. Los operadores turísticos tuvieron que acomodarse a este nuevo escenario. Jesús Osorno, vicepresidente segundo en el área de Hotelería de la Asociación Hotelera y Gastronómica de Mar del Plata, dice que ahora hay dos tipos de turismo bien definidos. “El cliente que viene de la región de Cuyo y del centro del país que, como máximo, se queda diez días. Y el ‘gran surtidor’ de Mar del Plata, el que viene del Gran Buenos Aires y la Ciudad que se fue de vacaciones en el año, quizás financiándola en cuotas, y que para escaparse del calor sale un jueves y regresa el lunes siguiente”, dice.
Los referentes turísticos coinciden en que el público que elige esta ciudad para descansar ya no es el del segmento con más recursos sino el de sectores medios. Los describen así: el viajero actual duerme entre cinco y seis noches en un hotel tres o cuatro estrellas, busca comodidad, cena a veces en un restorán, compra alguna entrada para el teatro y alquila una carpa en un balneario. Prueba de esto es que desaparecieron los hoteles de una estrella y ese lugar fue reemplazado por el alquiler de departamentos por no más de tres días que, en general, se ocupa por dos grupos familiares.
Emiliano Giri, presidente del Ente de Turismo de Mar del Plata, esperaba anoche las cifras oficiales del arranque de temporada. Pero a Clarín le ofreció algunos datos preliminares: “La ocupación hotelera rondaría el 76% y la contratación de servicios en los balnearios, un 60%. Notamos que hubo mucha cautela a la hora de reservar este verano, algo que relacionamos con el cambio de Gobierno. Pero estamos seguros de que repuntará en los pròximos días y que ésta será una buena temporada”, señaló.
El clima no colabora. Del fin de semana de gloria de Navidad, en el que la temperatura llegó a los 37 grados y el cielo se mostró diáfano cuatro días seguidos, ahora Mar del Plata está cubierta de nubes y sopla un viento fresco que complica la estadía en las playas. Ayer eso se notó en los balnearios. “Nuestra actividad depende más del tiempo que de la cantidad de gente que llega -apunta Pablo Pilaftsidis, presidente de la Cámara de Balnearios- y sabemos que la afluencia es buena. Podemos hacer un pronòstico de las temporadas por adelantado cuando octubre y noviembre vienen cálidos, pero no fue el caso del año que pasó. Consultas hay pero para las reservas necesitamos que salga el sol”. La bandera blanca y negra, que indica la bravura del mar, la tarde de ayer se mostró rígida. Tensa la tela y los cuerpos, que se amontonaron bajo las sombrillas para pasar el día. 

Fuente: Clarin.com