Entre la incertidumbre política y la inflación: cómo se perfila la temporada de alquileres en Miramar



En un contexto de volatilidad cambiaria, protestas políticas y una inflación que, aunque en baja, sigue siendo elevada, los propietarios de la Costa Atlántica comienzan a preguntarse cómo se comportará la demanda de alquileres de verano.

En Miramar, como en otros balnearios bonaerenses, la planificación de la temporada está marcada por la misma incertidumbre que atraviesa al país. Los dueños quieren cubrirse con precios en dólares o con cláusulas de ajuste, mientras que las familias buscan cerrar en pesos lo antes posible para evitar futuros aumentos.

Expectativa de reservas más tardías

Una tendencia ya visible es el retraso en las decisiones de alquiler. La combinación de tensión política y pérdida de poder adquisitivo lleva a muchas familias a esperar hasta último momento para definir sus vacaciones. Desde Miramar Inmobiliario prevemos que la mayor concentración de reservas se dará entre noviembre y diciembre, más tarde que en temporadas anteriores.

Estancias más cortas y propiedades medianas en la mira

La presión sobre los ingresos obliga a ajustar el presupuesto. Por eso, se espera que los turistas reduzcan la duración de sus estadías, pasando de las clásicas dos semanas a períodos de entre 7 y 10 días. Esto favorece a los departamentos de tamaño medio y a las casas económicas, mientras que las propiedades grandes o premium podrían enfrentar mayor dificultad para cerrar operaciones rápidas.

Turismo interno, el gran motor

El encarecimiento de los viajes al exterior se convierte en una oportunidad para la Costa Atlántica. Con un dólar cada vez más inaccesible, la mayoría de las familias argentinas optará por vacacionar dentro del país. En ese escenario, Miramar se beneficia como alternativa más tranquila y accesible frente a plazas tradicionales como Mar del Plata o Pinamar.

Tres escenarios posibles

Los analistas plantean distintos caminos para la temporada:

  • Base (más probable): demanda estable o levemente creciente, con reservas tardías y precios negociados en pesos.

  • Optimista: si se logra cierta calma cambiaria y la inflación sigue descendiendo, podría darse una temporada con alta ocupación y mayor previsibilidad.

  • Pesimista: un nuevo salto del dólar en diciembre podría frenar reservas y forzar negociaciones de último minuto.

Recomendaciones para propietarios

En este contexto, desde Miramar Inmobiliario se recomienda publicar los avisos cuanto antes, aun con valores de referencia, para ganar visibilidad. También ofrecer esquemas flexibles —señas en pesos con ajustes posteriores— y permitir estadías más cortas, una alternativa que puede atraer a familias de menor presupuesto.

En definitiva, la temporada de verano en Miramar se perfila bajo el signo de la incertidumbre, pero con un dato alentador: el turismo interno seguirá siendo fuerte, y eso garantiza movimiento en el mercado. La clave estará en la flexibilidad de los propietarios y en la capacidad de adaptación a un contexto económico todavía inestable

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